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Cuatro espinitas tiene mi cama

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miércoles, septiembre 24, 2003
11:26

UNA MAÑANITA CON DOS DE MIS ÍDOLOS






Yoshitomo Nara.


PARA "BAJO EL VOLCÁN"

Un limón seco como una vieja acurrucada al frío
bajo el capuchón.
Un pilón blanco de sal y las moscas
revoloteando sobre la mesa naranja, llueve, llueve, un
peón arañando
y una pluma arañando que escribe palabras humillantes.
Guerra. Y los trolebuses de cuello roto fuera,
y el súbito pensamiento roto del rostro de una chica en
Hoboken,
una tortuga boca arriba muriendo lentamente en la
escalinata
del restaurante junto al mar, sangre
sellando su boca y el suelo blanco-
lista para la comida de mañana.
No habrá mañana, el mañana se acabó
Tréboles y el olor a piña y la yerba alta,
y pavo en salsa y de pronto
Inglaterra, un recuerdo del hogar, pero entonces
los mariachis, discordantes, pues la picuda ave
de magüey alza el vuelo, el camarero lleva
un ondulante plato negro de emoción.
Dejamos de lado el horror del clima
en esta lúgubre tierra de hombres medio enterrados
donde vivimos con Canuto, el reloj de sol y el pagro
colorado,
el leproso, la enredadera, juntos todos en la torre verde,
y tocamos al caer el sol, con flauta y guitarra,
la canción, la canción de la eterna espera de Canuto,
el error de mi espera, la flauta de mi sollozo,
casada al vacío mareante y la nariz descarnada
y la lluvia sobre la lluvia afuera se arrastra, se arrastra,
sólo vacío ahora en mi alma dormida
donde una vez se ensorberbecieron tigres limonada
leprosos verdes
licores peras pimientos y Leopardis rellenos;
y el ruido del tren y la lluvia en el cerebro...
Tan lejos del granero y el campo y la pequeña senda-
¡esta pira funeraria de Bierce y trampolín de Hart
Crane!
La muerte tan lejos de mi hogar y mujer
temo. Y rogué por mi vida enferma-

"Un cadáver debe enviarse a gran velocidad", dijo el
Cónsul
misteriosamente, despertando de improviso.

Malcom Lowry