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Cuatro espinitas tiene mi cama

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ME. kynzgerl
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SOURCE. BLOGGER BLOGSKINS IMAGESHACK

lunes, octubre 18, 2004
15:35



UNA COLCHA COLOR ORO VIEJO





Como la de cualquiera, mi familia no es normal. Son las cinco y cuarto de la tarde y estoy en la habitación que duermo desde que mi padre cayó enfermo. Es un día de fiesta y afuera llueve. Ya han pasado dos años.
Es un cuarto bastante amplio, enmoquetado, y en las paredes hay dos cuadros azules que recuerdan algo parecido al mar. He cerrado la puerta y con ella he intentado dar la espalda al conjunto de su vida cotidiana que, por el mero hecho de tocarla solamente de vez en cuando, me asusta.
Y me siento mal por el hecho de sentirme mal, y eso me asusta todavía más.
Me tumbo en la cama en la que duerme mi madre. Es una cama de noventa, dura, con una colcha de color oro viejo. Un intenso olor a Thrombocid en su almohada me recuerda lo cansada que está. Tengo ganas de llorar. No sé por qué no lo hago pero me contengo.
Cojo "La geometría del amor" de Cheever y releo "Adiós, hermano mío", mi relato favorito. En el salón mi tía Alicia está viendo un programa de corazón en la televisión. Escucho la muleta de mi padre andando por el pasillo entre gritos e insultos y me dan ganas de vomitar. Salgo a la calle sin decir nada. Ya es de noche.
Estoy en la ciudadela. El sonido ensordecedor de una cierva me aterra y empiezo a correr. No paro hasta que caigo al suelo.
Y allí, en medio de la nada, me vuelven todos mis miedos.
Y otra vez pienso en que el temor a la muerte solamente puede ser comparable con el del amor.