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Cuatro espinitas tiene mi cama

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ME. kynzgerl
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martes, marzo 08, 2005
23:05



LA CASA DE ANDRÉS





Amanece, "y con el ruido que hace alguien que no quiere hacer ruido",(¡bendito Jhon Irving en "Una mujer difícil!), me salgo de la cama y me dirijo al salón.
La casa de Andrés es una casa antigua de techos altos y habitaciones venecianas. El suelo cruje aunque no lo pises, no sé si por los achaques que tienen las oxidadas tuberías de la calefacción o por los secretos que guarda una finca de más de cien años.
Las ventanas se abren de arriba a abajo y te recuerdan que estás en el norte.
Ahora que la ciudad aún está dormida, las luces que cubren la montaña que hay enfrente se parecen a un juego que tenía cuando era pequeño. Una plancha de plástico con mil agujeritos en la que ibas haciendo dibujos clavando unas chinchetas de colores que luego se encendían.
Tengo los pies frios, busco un cigarrillo y me tumbo en el sofá.
Pienso en lo comodo que estoy con él, en lo fácil que es todo, y de repente, como un niño que sopla las velas de su tarta de cumpleaños, todas las luces se apagan a la vez.
Automaticamente pido un deseo.

Y nos vamos a pasear por la zona antigua de Vigo. Y desayunamos navajas y ribeiro. Y yo te regalo un libro y tú una bufanda a rayas de verano. Y quedamos en una plaza de piedra al lado del puerto con nuestros amigos, y unas señoras nos abren dos docenas de ostras. Y el tiempo pasa dulcemente entre risas y albariños.
Y somos felices.Y nos queremos tanto que no nos hace falta decir nada.
Y mientras desde un orreo vemos como la lluvía se mezcla con el mar y con el atardecer, te miro y me doy cuenta de que el deseo que había pedido se cumplió hace ya mucho tiempo. Una noche de junio de hace cinco años, justo en el momento en que bailando en el Nasty, me dí la vuelta y te conocí.